El corazón, si hablamos desde el chamanismo esencial, es la antena que sintonizamos más o menos, trabajando en ello y siendo conscientes, para conectar con el universo completo, para recibir enseñanzas, acompañamiento, y colaborar con toda la red universal.
Todas nuestras capacidades innatas, como la comunicación consciente universal, se desarrollan de múltiples maneras. Pongo el foco en que cada uno de nosotros es único y las desarrollará a su modo y a su ritmo, siguiendo su propia coherencia álmica. Tener esto en cuenta es básico.
Pero, sin duda, hay algo que no podemos olvidar: que el lenguaje universal a través del que todos los seres físicos y sutiles se comunican parte del amor universal. El amor es creador, es motivador y es libertad, sanación, empatía, desbloqueo, entendimiento e integración álmica y esencial.
¿Cómo podemos, entonces, conectar con el corazón del ser humano si no elegimos quitarnos los filtros egoicos para ver la luz de la bondad que reside en cada alma?
Es necesario vivir desde aquí, desde la comprensión de que conectar no es algo mental, no procede del pensamiento, ni de las emociones ni del cuerpo físico, aunque ellos sean herramientas que nos ayudan a percibir. Conectar es querer ver más allá de todas esas capas que cubren el alma de cada uno. Y si nuestra alma ha elegido ocupar un cuerpo humano es precisamente porque quiere aprender y tocar el amor incondicional a partir del reto que supone detectar con nitidez la luz bondadosa que todos somos.
Hoy puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que da igual si comunicas con árboles, animales, insectos, seres trascendidos, maestros ascendidos, espíritus animales esenciales, chamanes esenciales de mundos sutiles, el mundo mineral o lugares naturales; si no eliges ver la bondad, la luz, en el ser humano, seguirás bloqueando la expansión de tu alma.
Y te prometo, desde mi propia vida, que se puede.
Ánimo
Un abrazo y feliz día
Luz Armillas, chamana esencial
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