Gracias a haber despertado mi capacidad natural para comunicar conscientemente con otras especies, algo que todos los humanos podemos hacer, empecé a poder comunicar realmente con el alma del ser humano.
Y empecé a integrar que todos los seres en el universo formamos equipo, una red unida por el lenguaje universal y el amor. Bueno, realmente el lenguaje universal de la comunicación es una parte del amor universal.
Los animales me mostraron su visión del ser humano: una especie que está aprendiendo, que es capaz de reconectar, de abrir su corazón, de adaptarse, cambiar y brillar, y así recuperar su sitio dentro de esa red universal.
Con el paso del tiempo, todas las especies (animales, vegetales, humanos), y todos los seres con los que voy conectando (ancestros, familia álmica, maestros ascendidos, espíritus animales esenciales, almas desencarnadas, y un largo etcétera) me han mostrado que, aunque muchos humanos aún no lo crean, vean o sientan, si queremos ayudar al planeta es necesario incluir al humano, amarlo, mirar más allá, tenerlo en cuenta, no apartarlo, hacer un trabajo interior, profundo y personal para poder amar a las almas, independientemente del cuerpo físico que las cubra.
Y aquí estoy yo, que pensaba que mi trabajo iría enfocado en los animales, ideando nuevas maneras de acompañar a los humanos que lo pidan, para mostrar que los humanos también tenemos luz pero que a veces la tenemos tan escondida entre miedos, emociones, desamor, expectativas, frustración, tristeza y dolor, que preferimos seguir el discurso de "el humano es malo y egoísta" en lugar de buscar, dentro de nosotros, el amor universal, del que también formamos parte.
Feliz domingo
Luz Armillas,Chamana esencial
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