Desde que comencé a comunicar con los animales, una de las premisas a las que me mantengo totalmente fiel es que cada ser, sea animal o humano, vive su existencia realizando su propia misión. Los animales no vienen exclusivamente a ser nuestros guías, a enfermar por nosotros o a mostrarnos el camino. No viven para nosotros en este sentido tampoco, de la misma forma que no deberían vivir para nosotros en ningún sentido. Éste es otro tema y creo que todos sabemos de qué estoy hablando.
Pero si algo me siguen enseñando, directa o indirectamente los animales, los seres humanos y todos los demás seres que no solemos percibir con los cinco sentidos, es que no se puede generalizar y que es necesario mantener la curiosidad al cien por cien para no perder ningún magnífico detalle del universo.
Siempre he mantenido que la comunicación con seres trascendidos, que han pasado "al otro lado", no se realiza de la misma forma que la comunicación con seres vivos, pues su camino está ya en otra parte. Si realizo este servicio es respetando por encima de todo la libertad de esa alma, en su beneficio y no en beneficio del humano que quiere saber. Simplemente conecto con ella con su permiso y dejo que me transmita lo que necesita transmitir.
Y a veces, en lugar de recibir una imagen y un sensación que me indican que ese ser está en paz y en la luz, recibo una petición: que transmita un mensaje a la persona con la que tuvo un vínculo especial porque va a ayudar a ese ser humano en su camino. Así, esas almas, se vuelven guías y maestros durante un tiempo. Es ese amor incondicional.
Es muy enriquecedor sentir cómo esa persona recibe esas palabras y se pone en marcha para continuar creciendo y evolucionando bajo esa guía directa, honesta y transparente del que fue su animal y sigue vinculado con ella.
¿Y por qué escribo todo eso? Porque es necesario que hablemos alto, que eso por lo que a veces nos pueden tachar de locos sea gritado a los cuatro vientos, siempre con amor y esperanza.
El mundo está lleno de seres llenos de luz que no se atreven a contar sus pequeños milagros diarios y esto no es justo. No callemos, vamos a gritarlo y que el viento lleve la luz a cualquier rincón del mundo.
Os deseo toda la luz del sol en vuestros caminos.
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