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  • Foto del escritorLuz Maria Armillas Gonzalez

Palabras de agradecimiento

Me enriquecen las palabras amorosas y comprensivas de un ser humano que ha dicho adiós a su animal con todo su corazón y respeto.

Éstas son las palabras de Myriam Cebrián Diago.

Gracias, bonita.



"Luz llegó a mi vida en el momento oportuno, como todo lo demás. Para mi no fue un encuentro, sino un reencuentro, un reconocimiento de corazones y almas. Agradezco al Universo que tejiera los hilos para que coincidiéramos en un tramo de mi vida en el que la Manada de la que formo parte necesitaba su valiosa guía, su capacidad de comunicar y traducir los mensajes del corazón animal al humano y viceversa.

Mi convivencia con los animales siempre ha sido desde al Amor y el respeto, pero no siempre he sabido escucharles y comprenderles, entender sus procesos y comportamientos, sus necesidades... Incluso conociendo su lenguaje, me resultaba difícil llegar a la comunicación fluida y clara con los de mi manada, creo que por falta de confianza y por los vínculos que nos unen.

Luz ha comunicado con todos los miembros de nuestra manada, ayudándome a tomar una mayor consciencia, a comprender, a saber escuchar y acompañar a nuestros compañeros animales como se merecen, como siempre he querido hacer. Me ha ayudado a confiar en la maravillosa sabiduría de estos seres, a conocer y respetar sus necesidades, preferencias y decisiones, su naturaleza y su carácter, incluso me ha recordado parte de la misión que traen y de lo que hemos venido a aprender juntos.

Especialmente aprecio y honro la labor de Luz, como Doula del Alma. Nos prestó también sus servicios acompañando a una miembro de la manada en su traspaso reciente. Gaia, una hermosa perra, compañera y maestra. Gaia era mayor y estaba enferma, ella decía que era vieja pero que en ella seguía latiendo la vida, y así se fue hasta que pasó al otro plano, latiendo vida. Desde el principio, mi pareja y yo queríamos respetar la forma y el momento en el que ella quisiera irse. Intuíamos que deseaba hacerlo en casa, de forma natural y así nos lo confirmó a través de Luz.

Gaia nos fue preparando en el proceso, atravesamos muchas fases, hubieron muchos cuidados y atenciones, falta de descanso, dudas, dolor, tristeza... me resultó muy difícil en algunos momentos, en los que bajo mi criterio humano me parecía que ella sufría y se me hacía insoportable. Ya que debido a mi educación, condicionamientos y creencias, en el pasado pensaba que si a un animal moribundo se le ayudaba con la eutanasia, dejaba de padecer, se iba tranquilo e incluso que se trataba de un gesto humano compasivo hacia él. Pero ¿y si el animal no desea irse de esa forma?.

En este proceso que vivimos con Gaia, ella me enseño que lo verdaderamente compasivo con ella era respetar la forma en la que había elegido marcharse, aunque a mi me doliera. El amor compasivo, acompaña al otro honrando su manera de vivir y de morir, respetando sus decisiones, su naturaleza, su sentir e incluso su dolor. Por mucho que nos cueste aceptar ese dolor. Por supuesto Luz fue clave en el proceso, ahí estuvo en todo momento de fragilidad y duda, explicándome los comportamientos del animal que se está yendo, la forma en la que sienten dolor, cómo se manifiesta físicamente en el proceso natural de dejar el cuerpo y liberar el alma; me recordaba los mensajes de Gaia, acompañando con prudencia, tacto, dulzura, entrega, respeto y mucho Amor.

En mi opinión, los animales no sólo nos acompañan y enriquecen nuestra vida, para mi son grandes maestros que nos transmiten enseñanzas constantemente, no sólo de la Vida en sí misma sino también de la muerte, puesto que ambas van de la mano y son naturales. Creo que la vida es constante cambio y evolución y si queremos evolucionar, es imprescindible que tomemos consciencia de que todos los seres merecemos un respeto, la libertad de vivir y morir como deseemos. Si tratamos de respetarles en su forma de vivir, también podemos hacerlo en su forma de morir. Con dignidad, en paz, rodeados de Amor....

Gaia se fue así, con la dignidad de Ser, de Vivir y de Morir.... tranquila y rodeada de Amor, en paz. Y así nos sentimos también nosotros, para mi es un hermoso y enorme regalo sentir Paz en el corazón al despedir a un ser querido. Día a día el AMOR tan profundo que compartimos tantos años, envuelve y transforma el dolor de que ya no esté en presencia con nosotros, pero sí en esencia, en nuestros corazones, siempre. Honrar la existencia de otro Ser es algo maravilloso que transciende cualquier dolor y pensamiento, va más allá de la Vida y la Muerte. Gaia decía que "La Vida es como el vuelo de una mariposa"... yo sigo viendo su vuelo donde quiera que esté.

Mi profundo agradecimiento a LUZ, gracias por tu sabiduría y respeto, por tu dulzura y tacto, por tu sencillez y claridad, por tu entrega al mundo animal y al humano. Por el AMOR y la Luz que te impulsa y guía, y que compartes. Gracias."








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