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  • Foto del escritorLuz Maria Armillas Gonzalez

Pregúntale cómo quiere marchar

Hace unos meses, Runa murió, tras dos años y medio de estrés emocional, amor incondicional y cuidados, todos los que estaban en nuestras manos para que sufriera lo menos posible mientras ella quisiera seguir viviendo entre nosotros, en este plano.

Runa era un ser muy especial que decidió venir a nuestro hogar en forma de perra. Era todo un personaje. Ella nos puso a prueba de esa forma: semanas enteras sin dormir para atenderla cuando se sentía mal por las noches, inventos para darle de comer y de beber, para que no se hiciera daño, para mantenerla limpia y caliente hasta que ella decidiera partir.

El día que con su mirada dijo que quería despedirse no se me olvidará nunca. Es una mirada que todos los humanos que hemos pasado por eso, entendemos. Pero me habría gustado haber podido preguntarle directamente cuáles eran sus últimos deseos.

Sé que se fue como quiso, sin sufrir y amada por nosotras, que pudimos despedirnos de ella en paz.


Ahora que puedo comunicar con los animales siento la clara necesidad de hacer saber a todos los seres humanos que respetar lo que el animal desea para irse en paz es un acto de amor puro que debe vencer cualquier nota de egoísmo. Y es posible si todos nos preparamos para ese momento, si no negamos que un día moriremos, si lo vemos como lo que es: algo natural y que se puede experimentar de una manera maravillosa.


Es un trabajo para los humanos que nos beneficia a todos, humanos y animales que conviven con nosotros.

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